Esto sucede todos los dias. Siempre hay rostros asomados a las ventanas a las trece y quince de la tarde. Siempre hay manos que saludan y manos que responden. Siempre hay una mujer triste que ya no aguarda nada y que contempla, sin embargo, como pasan los vagones por frente a sus ojos que se cansaron de mirar la vida.

Oscar Castro.