
Un día una jovencita sin querer rompió una llave, una llave que le permitia habitar y encontrar un mundo ideal que le enseñaba lo hermoso de vivir y existir y a su vez, que aquello que mas queremos muchas veces posee espinas. Cuando se quebró esa llave ella lloró amargamente, pero fue optimista y considero que era lo mejor, asi nunca mas tendria que volver a pasar por lo mismo, se dio cuenta que si esa llave dejaba de existir para ella, nunca mas tendria que sentir el cambio de ese mundo ideal al real. Pero un día, cuando ya se habia acostumbrado y resignado al mundo actual vio que algo al final de la calle brillaba en el suelo, en su corazón sintió de lo que se trataba y tuvo miedo por unos instantes, no sabia si correr a su encuentro o dar media vuelta y seguir con su rutina. Bien sabia ella que al momento de dar el primer paso, todo miedo y optimismo de antaño quedarian bajo tierra ante el hecho de poder contemplar el mundo ideal un instante mas... Vaciló un momento, cerro sus ojos, respiro profundamente y decidio arriesgarse. Cuando llegaba a su encuentro se dio cuenta que no era una llave lo que se encontraba en el suelo si no un corazón, un corazón que le daba la oportunidad de comenzar nuevamente y el cual no necesitaba llave para habitar, porque ella lo era. Y en ese instante comprendió que no necesitaba ir a aquel mundo ideal para ser feliz si no que ese mundo en alguna etapa de nuestra vida colisiona con el nuestro, con el indicado y comprendió que todo ocurre en el momento inesperado, solo hay que saber reconocerlo.
Jo aquina.
