Te perdono el montón de palabras

que has soplado en mi oído

desde que te conozco.


Te perdono tus fotos y tus gatos,

tus comidas afuera,

cervezas y cigarros, es más,


te perdono andar como tú andas,

tus zapatos de nube,

tus dientes y tu pelo.


Te perdono los cientos de razones,

los miles de problemas,

en fin, te perdono no amarme.


Lo que no te perdono

es haberme besado con tanta alevosía.

Tengo testigos: un perro, la madrugada, el frío,

y eso sí que no te lo perdono,

pues si te lo perdono seguro que lo olvido


Noel Nicola.