- ¿Cómo Estás?- inquiero mientras me acomodo junto a él.
Pongo mi mano sobre su muslo. -Toma mi mano-, le pido callada. -Por favor. Me estoy alejando hacia un lugar donde ni tú ni los niños pueden acompañarme, ¿No lo percibes?-. Pero nada sucede. Ni yo pronuncio estas palabras ni él toma mi mano. El resto es
s i l e n c i o